Capítulo 11. Hacer más con menos
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La ingeniería requiere habilidades técnicas y un profundo conocimiento de la tecnología pertinente. Escribir un buen software embebido va un paso más allá, y también requiere una mente enrevesada con afinidad por los rompecabezas.
Implementar los requisitos en un sistema que tenga todo lo que necesitas es cuestión de girar la manivela metafórica para obtener la respuesta. Algunas soluciones son más elegantes que otras, pero la mayoría funcionarán lo suficientemente bien como para que se envíe el producto. Todo se vuelve más interesante cuando tienes un sistema que parece que no puede contener todo lo que necesitas. Podrías transigir en las funciones, pero ¿dónde está la diversión en eso?
Para mí, lo mejor de la implementación de sistemas embebidos es la emoción de encontrar el ajuste justo que libera unos cuantos ciclos más de procesador, emocionarse al liberar ocho bytes de RAM, rebuscar en el archivo de mapas para encontrar una sección entera que puedes reclamar para el uso de tu código, y darte cuenta de que puedes conseguir que tu producto obtenga ese codiciado premio verde si consigues unos milisegundos más de sueño profundo.
El inconveniente de todo esto es que probablemente harás que el sistema sea más frágil. Por ejemplo, cuando liberas la RAM haciendo que la compartan dos subsistemas que, de otro modo, estarían desacoplados, ...
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